REPORTAJE: Elecciones en Argentina: Llega el huracán Cristina
La senadora y esposa del actual presidente comienza la carrera electoral para relevar a su marido
ALEJANDRO REBOSSIO para EL País (españa)La campaña a las elecciones presidenciales de octubre próximo en Argentina comenzó en la noche del jueves (madrugada de ayer en España) cuando la senadora y esposa del presidente, Cristina Fernández de Kirchner, anunció oficialmente su candidatura. Las encuestas muestran que la candidata no tiene rival. La impetuosa senadora, que pretende modernizar el Estado y que Argentina tenga una política exterior más activa, ha sabido distanciarse de los últimos escándalos de corrupción que han sacudido al Gobierno de Kirchner. En su primer discurso electoral, hizo un llamamiento al "diálogo social" para que sean más los argentinos que se beneficien de la actual bonanza económica.
Evita Perón no pudo ser la candidata a vicepresidente de Argentina de su marido, Juan Domingo Perón, en 1952 por presiones de su partido y de los militares. En cambio, Cristina Fernández, la mujer del actual jefe de Estado, Néstor Kirchner -ambos peronistas que reniegan de la estética peronista-, inició anteanoche (madrugada de ayer en España) su carrera a la presidencia de Argentina, que se dirimirá en las elecciones del 28 de octubre próximo. De momento tiene entre el 50% y 60% de intención de voto, muy por delante de sus principales rivales, el ex ministro de Economía de Kirchner, Roberto Lavagna, que se presenta como independiente, y la izquierdista Elisa Carrió.
Con su tono impetuoso, Cristina Fernández de Kirchner llamó a un "diálogo social" entre trabajadores y empresarios para continuar con el "modelo de acumulación e inclusión social" que inició su esposo hace cuatro años, cuando Argentina comenzaba a salir de su última crisis política, social y económica. Fernández de Kirchner comenzó su campaña en La Plata (60 kilómetros al sur de Buenos Aires), la ciudad donde nació hace 54 años y donde conoció a su marido cuando eran estudiantes universitarios. A él le dedicó, al borde de las lágrimas, el final de su discurso. Él, sentado en el palco junto a sus ministros, escuchaba con la mano derecha en la boca.
"Cambio de conducta"
Frente a los que juzgan como nepotismo que el presidente designe a su mujer como candidata a sucederlo, ella reivindicó el gesto de que su marido no busque la reelección. "No es común que alguien con más del 70% de opinión positiva y con más del 50% de intención de voto decida no seguir. Éste es el cambio más importante: el de las propias conductas. Usted tiene autoridad, no porque se enoje, sino por lo que hizo y hace. Tampoco se la crea, no es ningún héroe, pero tampoco es un hombre común. Los argentinos no lo van a olvidar y espero, en un ejercicio de egoísmo personal, que no lo extrañen demasiado", dijo mientras los 2.000 mandos peronistas que llenaban el moderno Teatro Argentino aplaudían de pie.
La senadora y primera dama, vestida con un traje de color marfil y tacones altos, hablaba desde un escenario montado para ella sola, en el que caían papelitos celestes y blancos, los colores de la bandera argentina.
Horas antes del acto, en la autopista de Buenos Aires a La Plata se acumulaban los autobuses desvencijados que llevaban a personas de las barriadas pobres hacia el mitin. Pero los 10.000 militantes con banderas argentinas, imágenes de Evita y el clásico bombo peronista permanecieron afuera del teatro. Seguidores de diversos candidatos a alcaldes de ayuntamientos bonaerenses se enfrentaron con palos y piedras para ocupar los primeros espacios en la movilización. Unos 350 policías los custodiaban y vallas negras impedían el acceso al Argentino, alquilado por el partido peronista. Dentro del teatro se sentaron los funcionarios, dirigentes políticos, sociales, abuelas y madres de Plaza de Mayo y periodistas, que se debieron acreditar en la Secretaría de Medios de la Nación y recoger sus pases en la Casa de Gobierno de la provincia de Buenos Aires.
Antes de entrar en el escenario, Fernández de Kirchner fue presentada como "senadora y futura presidenta de los argentinos". Nunca antes una mujer fue elegida presidenta en este país de Suramérica, una región donde ya gobierna Michelle Bachelet en Chile. Sólo una mujer ocupó la presidencia argentina y fue una experiencia traumática: la tercera esposa de Perón, Isabelita, que había sido elegida vicepresidenta en 1973 y que, tras quedar viuda, gobernó entre 1974 y 1976. Cristina, como llaman a la candidata, destacó el papel de otras mujeres en la historia argentina: "No es casualidad que durante la dictadura hayan sido mujeres las que se pusieron pañuelos blancos en las cabezas para buscar a los desaparecidos políticos".
En su discurso, la candidata dijo que venía a hablar de las tres "construcciones" sobre las que se basó el Gobierno de Néstor Kirchner y sobre las que se asentaría ella: "La reconstrucción del Estado democrático constitucional, la construcción del modelo económico y social y la construcción cultural, para recuperar la autoestima perdida". En cuanto al Estado democrático constitucional, la senadora destacó que los tres poderes del Estado han recuperado sus papeles. Recordó que el poder legislativo antes votaba leyes por presión del Fondo Monetario Internacional (FMI), de los sobornos -como cuando se votó la flexibilización laboral- o de los militares en las calles -como cuando se votaron las leyes del perdón para los que habían cometido violaciones de los derechos humanos en la dictadura militar (1976-1983)-.
También apuntó contra la Corte Suprema por "convalidar la depredación del Estado", en alusión a las reformas liberales de la década pasada. Recordó que en los últimos años se echaron por tierra las leyes del perdón y los indultos a la cúpula de la dictadura.
En cuanto a la política económica y social, dijo que su "modelo de acumulación e inclusión social es la contracara del modelo de transferencia neoliberal de los noventa". Se preguntó cuál es la razón por la que el Gobierno de su marido redujo el paro y la deuda, aumentó los salarios y se "desembarazó" del FMI, al cancelar el pasivo con este organismo. Ella misma respondió que fue por el modelo de "claro perfil industrial", con el que la agricultura logró cosechas históricas y se inició un "proceso de reindustrialización". Eso sí, no olvidó que aún persiste la pobreza, que afecta al 27% de los argentinos.
Una rebelde a la que comparan con Hillary
El presidente de Argentina, Néstor Kirchner, llegó al Teatro Argentino de La Plata 15 minutos antes de que su esposa, Cristina Fernández, empezase a hablar. Después se proyectó un vídeo de la candidata en campaña, trabajando y junto con líderes internacionales, dado que ella busca desarrollar una política exterior más activa que la de Kirchner. Aparecía con Hugo Chávez, Luiz Inácio Lula da Silva, Felipe González, los Reyes de España, la princesa Máxima de Holanda (de origen argentino) y Hillary Clinton, con quien diversos analistas la comparan. En su discurso, la candidata recordó la frase de Bill Clinton de "es la economía, estúpido", al decir que "la vida de los argentinos se arregla o desarregla desde la economía".
A la candidata presidencial le gusta que la llamen Cristina Fernández, sin el apellido de su marido, en contraposición a la costumbre argentina y a como todos la conocen. Sus seguidores recuerdan que la actual senadora por la provincia de Buenos Aires siempre desarrolló su carrera con vuelo propio.
Fernández fue conocida a escala nacional antes que su marido porque en la década pasada se ganó la fama de rebelde en el grupo parlamentario peronista, que en su mayoría se adhería al entonces presidente Carlos Menem (1989-1999).
Nació en La Plata el 19 de febrero de 1953 y estudio Derecho en los convulsionados años setenta. En la Universidad conoció a Néstor Kirchner. Juntos militaban en el ala izquierda del peronismo. En 1975 se casaron y se marcharon a Santa Cruz. Durante la última dictadura militar argentina (1976-1983) se dedicaron a la actividad privada como abogados.
En 1989, Cristina Fernández fue elegida por primera vez diputada provincial de Santa Cruz. En 1994 participó en la asamblea que reformó la Constitución argentina y que permitió la reelección presidencial, tal como pretendía Menem. En 1995, Santa Cruz la eligió senadora nacional. Hace dos años consiguió el 46% de los votos en la provincia de Buenos Aires, donde vive el 38% de los argentinos, en unas elecciones legislativas frente a la también peronista Hilda González de Duhalde. Para los comicios presidenciales de octubre, las encuestas muestran que Cristina Kirchner no tiene rival.
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