domingo, 22 de julho de 2007

Un músico iraní se salvó de la horca tocando la flauta

Civilización y Barbarie por Cristina Civale


Sina Paymard tiene 18 años y es un músico iraní que fue condenado a la horca por un delito que cometió cuando era menor de edad.

Hace menos de una año estaba todo listo para su ejecución.

Entonces Sina pidió un último deseo. Sólo quería que lo dejasen tocar la flauta antes de que la soga le apretase el cuello.

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Sus verdugos, conmovidos por la música, postpusieron las ejecución.

Organizaciones de todo el mundo que luchan contra la pena de muerte hoy bregan para que se pare la ejecución.

Esta es la historia completa.


¿No es de la barbarie la ejecución de la pena de muerte?

Sina Paymard tenía que haber sido ejecutado el 18 de julio al amanecer, pero en el último minuto se aplazó la ejecución diez días para dar tiempo a su familia y a la familia de la víctima del asesinato por el que fue condenado a llegar a un acuerdo económico.

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El derecho internacional prohíbe terminantemente el uso de la pena de muerte contra personas que eran menores de 18 años en el momento del presunto delito por el que han sido condenadas. Como estado parte en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y en la Convención sobre los Derechos del Niño, Irán está comprometido a no ejecutar a ninguna persona en tal caso.

El de Sina es una de los 71 casos que hoy esperan la pena capital a pesar de los acuerdos internacionales suscriptos.

Fuentes insospechadas, entre ellas Amnistía Internacional, afirman que, gracias a donativos, la familia de Sina Paymard podría haber recaudado ya la indemnización o diyeh (dinero de sangre) que pedía la otra familia a cambió de indultarlo.

Sina Paymard, músico, fue condenado a qesas (castigo equivalente el delito cometido) por el asesinato, en 2004, de un traficante de drogas en el curso de una pelea.

La Sección 33a. del Tribunal Supremo confirmó la condena de muerte y su ejecución quedó fijada para el 20 de septiembre de 2006, dos semanas después de que cumpliera 18 años.

Ese día, lo llevaron a la horca. Pero su última voluntad fue tocar la ney, flauta típica de Irán y los familiares de la víctima del asesinato, que habían ido a presenciar el ahorcamiento, se conmovieron tanto al oírle tocar, que en el último momento accedieron a un aplazamiento de la ejecución y a recibir la diyeh en vez de ejercer su derecho de represalia con la muerte del condenado.

La ejecución se aplazó dos meses, mientras se buscaba una conciliación entre ambas familias negociando el pago de la diyeh.

En enero, el presidente de la Magistratura concedió a Sina Paymard un aplazamiento de la ejecución mientras continuaba la negociación. La familia de la víctima pedía más de 160 mil dólares estadounidenses en concepto de diyeh. La de Sina Paymard consiguió recaudar 70 mil, suma que ofreció en abril a la otra familia, pero, según informes, ésta no la aceptó por considerarla insuficiente. El 17 de julio, el abogado de Sina Paymard, el defensor de los derechos humanos Nasrin Sotudeh, comunicó que lo habían sacado de la prisión de Reja'i Shahr, de Karaj, para llevarlo a la de Evín, en Teherán, para su ejecución.

Se temía que fuera ejecutado ese mismo día.

Su familia no había conseguido recaudar el resto del dinero. Según informes, su padre dijo que había vendido todo lo que tenía para reunir 70 mil dólares, casi la mitad de la suma total exigida.

Ayer, 19 de julio, el periódico Sarmayeh describió en un artículo la escena que podía contemplarse a la entrada de la prisión de Evín en el momento previsto para la ejecución de Sina Paymard.

Su familia y un grupo de activistas de derechos humanos se habían congregado allí para intentar convencer a la familia de la víctima de que indultara a Sina Paymard e impidiera la ejecución. La familia de la víctima llegó a las cuatro menos cuarto de la madrugada y unos miembros del grupo de activistas de derechos humanos intentaron en vano convencerla de que accediera al indulto.

Minutos antes de la hora prevista para la ejecución, la madre de Sina Paymard se desmayó. Hacia las cuatro de la madrugada salió de la prisión un guardia, que anunció que la ejecución se había aplazado diez días.

El aplazamiento por diez días fue ordenado por el ayatolá Shahroudi, presidente de la Magistratura, con objeto de que la familia de Sina Paymard tuviera tiempo de llegar a un acuerdo económico con la de la víctima. Al parecer, si la primera no consigue recaudar la suma total de 160 mil dólares, la otra familia pedirá que se ejecute la condena de muerte.

Al parecer, los tramites administrativos necesarios para efectuar el pago estarán completados el 21 de julio.


¿Pena de muerte?

¿Ojo por ojo?


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