Argentina: Plano dos Kichner enfrenta problemas
Uma reflexão sobre o momento político na Argentina publicada no jornal Clarín
EN FOCO : LA CARRERA ELECTORAL Y LA AGENDA NO DESEADA POR EL OFICIALISMO
La cuidada campaña del oficialismo, dañada de arranque por el caso Miceli
Eduardo Aulicino eaulicino@clarin.com
No van de la mano los ritmos de la campaña que empieza a perfilar Cristina Kirchner y los que impone la agenda no deseada por el Gobierno. El oficialismo adelantó casi un mes el lanzamiento de su candidata y apunta a sostener una estrategia que le permita enfrentar el largo camino que resta hasta octubre sin agotar sus recursos. Pero la realidad incluye otros temas: la débil situación de Felisa Miceli está al tope de las preocupaciones.
Ese caso, y un escalón más abajo la inflación, la crisis energética y la causa Skanska, inquietan más que los movimientos opositores. Habrá que ver ahora también cómo impactan las denuncias contra la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti. De todos modos, el lanzamiento de la senadora -imaginado para fines de julio o principios de agosto- fue precipitado por las caídas electorales en la Capital y en Tierra del Fuego.
Dicen en medios kirchneristas que también influyó un error de pronóstico sobre las internas en Santa Fe. Creían que el recuento de votos beneficiaría al socialismo, favorito para la elección de gobernador en setiembre. Y temían que eso potenciara el efecto de la doble derrota sufrida una semana antes. No resultó así y la suma alcanzada por Rafael Bielsa y Agustín Rossi terminó siendo mayor que el número logrado por Hermes Binner.
Como sea, la candidatura de Cristina comenzó a rodar de manera anticipada. Y a poco de andar muestra un perfil cuidado, de mucha exposición con su esposo y sin declaraciones ni polémicas. Pero la primera semana también exhibió, al menos en los medios, otros temas desplazando a la campaña, que aún tiene por delante más de cien días.
Visto en ese contexto, el primer tramo del largo camino no es un desafío menor: se trata de manejar el ritmo para mantenerse en el centro de la política, el objetivo central del adelanto. Por ahora, están previstos sólo dos actos. El principal, en La Plata, será el jueves 19 para iniciar formalmente la campaña. Y el segundo, hacia mediados de agosto, para presentar también al compañero de fórmula, que si nada cambia será el radical mendocino Julio Cobos. Las primeras incursiones en el interior serán similares a lo visto hasta ahora: actos oficiales, acompañando al Presidente. Tampoco faltarán nuevos capítulos internacionales: los próximos destinos son España y México.
En paralelo, se suceden otros movimientos, menos visibles, para asegurar el encuentro del Congreso Justicialista, que a más tardar en un mes debe sesionar para consagrar la candidatura presidencial y la política de alianzas decididas por el Gobierno. Desde la semana pasada, se vienen realizando contactos con gobernadores y algunos intendentes para garantizar la presencia alineada de congresales.
El oficialismo espera un trámite razonable y no se preocupa por la jugada de los peronistas disidentes. Creen que es poco lo que pueden restar en votos y, al contrario, suponen que confrontar con los exponentes de ese sector -Carlos Menem, los hermanos Rodríguez Saá- suma a favor del Gobierno en la opinión pública.
En cambio, sí provocan costos otros te mas que pueden impactar en la campaña, más allá de los planes que se van dibujando para la pelea de octubre.
La última y más evidente inquietud es alimentada por la delicada situación de Miceli, luego del hallazgo de la bolsa con dinero en su despacho. Más allá de sus tardías explicaciones, que deberán ser expuestas y ampliadas ante la Justicia, algunos funcionarios no ocultan que la jefa de Economía es cuanto menos una carga. Pero no sólo el aspecto público del caso impacta; también, lo que sugiere y las versiones sobre maniobras internas para cargar contra la funcionaria. El problema creció en el arranque de la campaña de Cristina Kirchner y en estas horas el Presidente evalúa los costos de sostenerla.
Fuentes vinculadas al Gobierno admiten además otras cuestiones incómodas para la estrategia electoral. Se destacan la crisis energética y la inflación, debido a su impacto social y al efecto corrosivo sobre credibilidad oficial. Se suma también el caso Skanska, por su propia dinámica y la extensión de las sospechas a otra docena de empresas ligadas a la obra pública.
Existe un trazo común a todos los temas y eso es quizá lo que más preocupa: se trata de cuestiones persistentes, más allá del deseo
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