Eligieron a XXY como precandidata argentina al Oscar
Esta tarde se develó el misterio. Finalmente será XXY, de la directora Lucía Puenzo, la precandidata argentina que intentará meterse en la pelea por un lugar en la categoría mejor película en idioma extranjero de los premios que entrega la Academia de Hollywood.
Fue una cerrada votación en la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina, que dejó en segundo lugar a "La Señal", la película dirigida por Ricardo Darín y Martín Hodara.
El film de Puenzo venció por 51 votos a 31 para la entrega del Oscar y por 25 a 22 para competir en la selección oficial de los Goya españoles.
XXY, que también protagoniza Darín, este año se llevó el Gran Premio de la Semana de la Crítica en Cannes. Habrá que esperar hasta el martes 22 de enero de 2008, día en que se darán las nominaciones al Oscar, para saber si se encuentra entre las cinco que competirán por la estatuilla dorada el próximo 24 de febrero.
XXY" es el auspicioso debut de Lucía Puenzo, sobre la definición sexual que debe tomar una hermafrodita.
Pablo O. Scholz
pscholz@clarin.com
Alex es especial. Si bien cada uno, cuando atraviesa esa difícil etapa que suele ser la adolescencia, se siente distinto y diferente a los otros, lo que le pasa a Alex es poco común. Nació con dos sexos y ha llegado un momento en el que debería definirse.
¿Debería? ¿Quién lo dice? ¿Por qué?
Lucía Puenzo, quien debuta como realizadora luego de escribir guiones "para otros", entre ellos, su propio padre, Luis (La puta y la ballena), se atreve a un tema filoso y no le escapa a las definiciones. Los padres, Kraken, un biólogo —que compuesto por Ricardo Darín, llega a tener casi la misma atracción desde la pantalla que la auténtica protagonista, Alex— y su esposa Suli (Valeria Bertuccelli, entre distante y poco creíble navegando entre las aguas de su rol de madre en conflicto) decidieron mudarse de Buenos Aires a una playa uruguaya apenas nació Alex.
Lo hicieron, precisamente, para escapar de los prejuicios. Los prejuicios que ahora hacen que los compañeros del colegio de Alex se pregunten por cómo es esta persona intersexual, y que traen a un matrimonio amigo de Suli (Germán Palacios como un cirujano, y Carolina Pelleritti) para "ayudar" a decidir qué hacer con el cuerpo de Alex. Para más, Alvaro (Martín Piroyansky), el hijo de los recién llegados, se relaciona afectivamente con Alex, y se descubre en su compleja sexualidad.
Esa distinción entre cuerpo y alma en un ser en verdad único, indivisible, marca las diferencias de los personajes ante el hecho concreto de la chica hermafrodita. A veces, muy pocas veces, Puenzo refuerza lo que sutilmente había sabido narrar con imágenes, de manera innecesaria, y algunos diálogos entre Alvaro y su padre suenan poco convincentes.
A Alex, con todas sus contradicciones a cuestas, no le va en saga el resto de los personajes. La realización le ha dado a Kraken mayor preponderancia que a Suli, e inclusive una escena intimista entre la madre y su hija no tiene la consistencia necesaria.
El desafío de aceptar las diferencias y alejarse de los convencionalismos es el más ambicioso planteo que hace Lucía Puenzo, basándose muy libremente en un relato de su pareja, el escritor y director Sergio Bizzio. El aire irrespirable, las tensiones constantes, todo el peso de la narración tiene en los rubros técnicos —en especial, la iluminación de Natasha Braier— un soporte más que preciso en este muy buen debut de —otra más— talentosa realizadora argentina.-
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