Cristina Kirchner em New York: "Ganhar dinheiro não é pecado"
EL VIAJE PRESIDENCIAL : REUNION EN EL CONSEJO DE LAS AMERICAS
Cristina habló ante empresarios en EE.UU. y les pidió inversiones
La candidata oficialista encabezó un almuerzo con sectores de negocios estadounidenses. Y abrió las puertas a las inversiones extranjeras. Defendió la gestión de Kirchner y afirmó que "ganar dinero no es pecado".
Walter Curia NUEVA YORK ENVIADO ESPECIAL
wcuria@clarin.com
Puede afirmarse que ayer, en el Palm Room del Walsdorf Astoria, empezó la agenda de Cristina. La senadora volvió a demorar el almuerzo de centenares de hombres de negocios -había pasado ya en la UIA en Buenos Aires- con un mensaje sin papeles en el que, sobre todo, habló de la principal obsesión de generaciones de argentinos: por qué no hemos podido encaminarnos hacia el desarrollo. Prometió consolidar los logros del gobierno del presidente Néstor Kirchner en materia macroeconómica y abrió las puertas a las inversiones extranjeras. "Creemos que ganar dinero no es pecado", dijo, una versión suavemente adaptada de la frase con que Deng Xiaopin cambió China en 1978: "Ser rico es glorioso".
"Hoy nos ofrecemos a todos los que vienen a invertir a la Argentina", dijo Cristina. "Para nosotros, la rentabilidad no es un pecado, pero también creemos que esa rentabilidad tiene que llegar al conjunto de la sociedad", agregó.
Se sabe que hay cierto encantamiento por Cristina en Susan Seagal, presidenta y CEO del Council of the Americas. Pero ésta es una sociedad de negocios y para los negocios, fundada a mediados de los 60 por David Rockefeller, todavía presidente honorario, en la que se ha recibido con igual entusiasmo a Domingo Cavallo. Corrección: con más entusiasmo.
En la mesa principal la escuchaban Tom Shannon, subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos, o el hombre de Bush para la región, y William Rodhes, chairman, presidente del Citicorp.
No trascendió el contenido de la -breve- charla que compartieron con Cristina luego, tras el almuerzo. Pero vale recordar una frase de Kirchner frente a esos dos mismos personajes en la misma situación, un año atrás: "Fue todo elogio. Es natural: estaba yo".
Para volver al mensaje de Cristina, la senadora presentó a la Argentina de hoy como un país de dos incógnitas: la de su fracaso en alcanzar el desarrollo, a lo largo de su historia, y la de su capacidad de recuperación después de la peor de las crisis.
La candidata buscó en el mismo lado para encontrar algunas respuestas: "La larga historia en mi país de antagonismos entre modelos económicos".
Cristina se tomó de los números macro para demoler mitos. Y casi se mete en un lío. Comparó la solidez fiscal del gobierno de su marido con la del ex presidente Bill Clinton. "Es un cliché que los demócratas y los progresistas no somos responsables con los números... A Clinton lo siguió un gobierno... Shannon me mira, así que no me quiero inmiscuir". Hablaba del doble déficit de la administración republicana de George Bush.
Fue una mirada sobre los resultados del gobierno de Kirchner y apenas pasó de eso. Cristina lo advirtió, cuando en más de una ocasión se preguntó: "Ustedes quieren saber qué sigue..."
Prometió "certeza, previsión y estabilidad". No pareció cumplir con esa expectativa, sin embargo.
Recogió su propuesta de un acuerdo social como eje para el crecimiento, al que sumó a los hombres de finanzas a trabajadores y empresarios. Se quejó: "Están prestando para el consumo, pero no para la producción".
Mencionó el tema energético como un problema mundial, y les recriminó a los que no invirtieron en esa área "porque no creían". Faltaron temas: la impresión fue que las cuatro preguntas que respondió habían sido escogidas (ver página 4).
Habló de Kirchner, finalmente, el gran ausente: "Ya hemos hecho la parte más difícil. Tenemos crédito".
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