Un enfoque islámico sobre VIH/SIDA
Días atrás te presentamos la posición de distintas religiones en relación a temáticas vinculadas con el VIH/SIDA. Por eso Espacio Positivo decidió entrevistar a tres representantes del Catolicismo, el Judaísmo y el Islam para que conozcas cuáles son sus discursos y sus opiniones en relación a la problemática. Hoy le damos la palabra al Islamismo. Y también a vos, para que nos digas tu opinión.
El Islam es una actitud ante el mundo y el Creador; es el camino de la salud, la paz y la salvación. Y por todos estos sentidos no es sólo una religión, sino más bien un modo de vida sustentado en una doctrina, una cosmovisión que abarca todos los temas e intereses humanos. El término Islam incluye las ideas de paz, salud y salvación, y significa sumisión a la voluntad de Alah –Dios- y obediencia a su ley. Así por lo menos lo define la Organización Islámica Argentina.
Todas las enfermedades tienen un mismo enfoque para el Islam. Las diferencias radican en su ámbito de gravedad y en las posibilidades de cura. Por eso no existe para el VIH/SIDA un enfoque religioso particular. Entonces, aunque hay diferentes perspectivas en relación al virus, prima aquella que permite sostener y alargar la vida del hombre. Omar Abboud, secretario general del Centro Islámico de la República Argentina y ministro de Derechos Humanos y Sociales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires opina que el primer tipo de responsabilidad que existe es “la individual”. Pero agrega que el Islam transmite una idea central en términos de equilibrio, que si bien está basado en multiplicidades de puntos, cuatro son los centrales: la relación de la persona con lo sagrado, con el resto de la creación, con otros hombres, y con sí mismo. “En la creencia de un día de juicio final, la persona también deberá hacer referencia a la administración de su salud, y por ello recibirá interrogantes, siempre en términos de la vida postrera”, dice Abboud.
Mucho se ha dicho sobre el lugar de la mujer en el Islam. Existen diversos estereotipos en torno a la imagen de la mujer musulmana, que incluyen ideas de discriminación y opresión frente al hombre. Sin embargo, el secretario general del Centro Islámico aclara: “No existen diferencias de sexo en relación al cuidado de la salud y el cuerpo. Cuando Dios se refiere en el Corán a esa multiplicidad de aspectos, siempre le habla a las y los creyentes”. “Las recomendaciones básicas, que tienen que ver con la higiene, atañen a ambos”, agrega. Por su parte, sostiene que el uso de preservativos “no está vedado en aquellos casos donde se prioriza la vida”, siempre entendiendo que son métodos con una doble función: el control de natalidad y los riesgos en la salud. “La especificidad de cómo lo uses, tiene que ver con tu intención”, asegura Abboud.
No existe una normativa religiosa que obligue a una persona con VIH a declarar su estado. El secretario general del Centro Islámico dice que es un compromiso ético interno “mantener la preservación del otro”, pero eso no significa que el Islam lo considere como una acción lícita. De hecho, dos ejemplos considerados ilícitos por la religión son: el consumo de drogas y el no informar un estado de positividad durante una relación sexual, ya que se puede transmitir el virus sin consentimiento de la persona.
“Fuimos creados a partir de un hombre y una mujer, y nos hemos dividido en pueblos y civilizaciones para que nos reconozcais”, manifiesta una de las oraciones del Corán, haciendo referencia a la diversidad sexual. Porque como todas las religiones, ésta también pone límites. “El fenómeno comprehensivo es que uno las acepte o no”, finaliza Abboud.
El Islam es una actitud ante el mundo y el Creador; es el camino de la salud, la paz y la salvación. Y por todos estos sentidos no es sólo una religión, sino más bien un modo de vida sustentado en una doctrina, una cosmovisión que abarca todos los temas e intereses humanos. El término Islam incluye las ideas de paz, salud y salvación, y significa sumisión a la voluntad de Alah –Dios- y obediencia a su ley. Así por lo menos lo define la Organización Islámica Argentina.
Todas las enfermedades tienen un mismo enfoque para el Islam. Las diferencias radican en su ámbito de gravedad y en las posibilidades de cura. Por eso no existe para el VIH/SIDA un enfoque religioso particular. Entonces, aunque hay diferentes perspectivas en relación al virus, prima aquella que permite sostener y alargar la vida del hombre. Omar Abboud, secretario general del Centro Islámico de la República Argentina y ministro de Derechos Humanos y Sociales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires opina que el primer tipo de responsabilidad que existe es “la individual”. Pero agrega que el Islam transmite una idea central en términos de equilibrio, que si bien está basado en multiplicidades de puntos, cuatro son los centrales: la relación de la persona con lo sagrado, con el resto de la creación, con otros hombres, y con sí mismo. “En la creencia de un día de juicio final, la persona también deberá hacer referencia a la administración de su salud, y por ello recibirá interrogantes, siempre en términos de la vida postrera”, dice Abboud.
Mucho se ha dicho sobre el lugar de la mujer en el Islam. Existen diversos estereotipos en torno a la imagen de la mujer musulmana, que incluyen ideas de discriminación y opresión frente al hombre. Sin embargo, el secretario general del Centro Islámico aclara: “No existen diferencias de sexo en relación al cuidado de la salud y el cuerpo. Cuando Dios se refiere en el Corán a esa multiplicidad de aspectos, siempre le habla a las y los creyentes”. “Las recomendaciones básicas, que tienen que ver con la higiene, atañen a ambos”, agrega. Por su parte, sostiene que el uso de preservativos “no está vedado en aquellos casos donde se prioriza la vida”, siempre entendiendo que son métodos con una doble función: el control de natalidad y los riesgos en la salud. “La especificidad de cómo lo uses, tiene que ver con tu intención”, asegura Abboud.
No existe una normativa religiosa que obligue a una persona con VIH a declarar su estado. El secretario general del Centro Islámico dice que es un compromiso ético interno “mantener la preservación del otro”, pero eso no significa que el Islam lo considere como una acción lícita. De hecho, dos ejemplos considerados ilícitos por la religión son: el consumo de drogas y el no informar un estado de positividad durante una relación sexual, ya que se puede transmitir el virus sin consentimiento de la persona.
“Fuimos creados a partir de un hombre y una mujer, y nos hemos dividido en pueblos y civilizaciones para que nos reconozcais”, manifiesta una de las oraciones del Corán, haciendo referencia a la diversidad sexual. Porque como todas las religiones, ésta también pone límites. “El fenómeno comprehensivo es que uno las acepte o no”, finaliza Abboud.
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