Éramos tan guerrilleros
por Cristina Civale
Hace cinco años que Mariana Rondón viene trabajando en la película Postales de Leningrado que este sábado fue la ganadora del gran premio del Festival de Cine de Biarritz donde un jurado votó por unanimidad el premio, destacando la originalidad de los recursos narrativos.
Así es, ficción, documental, animación confluyen en esta película en la que Rondón trata, también, de reconstruir su propia historia. Hija de guerrilleros venezolanos que no ganaron su combate pasó su infancia sin entender demasiado qué sucedía a su alrededor y al no entender sumó la falta de imágenes para la posteridad de esos años.
"También hice esta película porque no tenía fotografías de mi infancia, fue una manera de reconstruir para mi esos años y de inventarme mis propios recuerdos".
Hace cinco años que Mariana Rondón viene trabajando en la película Postales de Leningrado que este sábado fue la ganadora del gran premio del Festival de Cine de Biarritz donde un jurado votó por unanimidad el premio, destacando la originalidad de los recursos narrativos.
Así es, ficción, documental, animación confluyen en esta película en la que Rondón trata, también, de reconstruir su propia historia. Hija de guerrilleros venezolanos que no ganaron su combate pasó su infancia sin entender demasiado qué sucedía a su alrededor y al no entender sumó la falta de imágenes para la posteridad de esos años.
"También hice esta película porque no tenía fotografías de mi infancia, fue una manera de reconstruir para mi esos años y de inventarme mis propios recuerdos".
Rondón es egresada de la primera promoción de cine de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, donde la conocí hace ya muchos años y donde formamos equipo e hicimos algunos videos más o menos olvidables.
2006 la encontró en Buenos Aires donde realizó la postproducción de sonido que estuvo a cargo de Lena Esquenazi, cubana residente actualmente en Buenos Aires luego de un paso por el DF, también responsable del sonido de la última producción de Andres di Tella y de Evo, la película.
Por lo demás, las animaciones, ideadas cuadro a cuadro por Mariana fueron concretadas por un team enteramente argentino capitaneado por Nacho Gorfinkiel, responsable de gráficas de VFX y de NonStop TV.
La película es a la vez dolorosa y poética, un canto de amor a esos padres que lucharon y perdieron y un grito de dolor por la tragedia que sus hijos vivieron sin comprender.
Rondón reconstituye la memoria fragmentada de una infancia angustiosa con una opción que basa su originalidad en el cruce de los recursos gramaticales de los que se vale.
Este premio me "confirma que hay que arriesgarse a contar las cosas, a inventar estructuras, a no limitarse, porque para eso está la vida", dijo la directora a AFP tras recibir el premio.
Aunque considera la polémica necesaria, Rondón señaló que su película cuenta una historia "más familiar que política" y que le "interesa como lugar de reconciliación, como lugar de encuentro, en un mundo tan polarizado" como el que existe hoy en Venezuela.
Los 60, años de guerrila, ilusión y esperanzas quebradas en toda América Latina. De luchas encarnizadas de un lado y de otro.
Tuve la oporturnidad de ver un primer corte aquí en Buenos Aires antes de que Rondón y su productora y aliada, Marité Ugás, volviesen a Venezuela y rescato el espírtu lúdico, aparentemente leve pero que sudan el afán de reconcilación de esos años color rojo sangre.
La película ahora sigue su gira por el Festival Los Angeles Latino, la Mostra de Sao Paulo y el Kolkata Film Festival de la india. Con estreno garantizado por el premio en Francia, aún no sabemos cuándo llegará a Argentina, aunque las tratativas arden para que llegue a nuestras pantallas antes de fin de año.
"Se fueron a salvar el mundo y los seguimos esperando" se lee en el afiche.
¿Cuánto tiempo durará la espera?
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