quinta-feira, 11 de outubro de 2007

El archivo secreto de Frida y Diego

Después de 50 años sale a la luz el archivo personal de Frida Kahlo y Diego Rivera.

Por Loreley Gaffoglio para adncultura*com



París le da la impresión de ser "un chinchero inmundo". El impulsor del surrealismo, André Bretón, "espanta a los ricachones con juegos surrealistas, de lo más pendejos que te puedas imaginar" y emboba con la "astrología, la psicología y pendejadas por el estilo". En su obra, Picasso se repite demasiado, aunque "me cayó bien. Trabaja como una mula, y naturalmente, eso les cae de las patadas a todos los huevones como André (Bretón)."

Corre el año 1939, está instalada en la Cuidad Luz para preparar la segunda exposición de su vida y esas son las confidencias epistolares que comparte Frida Kahlo con su gran amor: Diego Rivera. Estas y un sinnúmero de pequeñas revelaciones sobre la pareja mexicana más popular de todos los tiempos han salido a la luz a partir de la desclasificación de 22.105 documentos, que por designio de Rivera se ocultaron por medio siglo en la Casa Azul, de Coyoacán, donde vivió la pareja.


Ordenados y clasificados por especialistas durante tres años, hoy ese acervo–compuesto por 5387 fotografías, 3874 recortes de periódicos, 50 dibujos de Kahlo, otros tantos de Rivera, además de los bocetos y estarcidos de sus murales, centenares de cartas, miles de libros autografiados y dibujados, además de 180 prendas de Frida, su teatrito de títeres y escritos revolucionarios de Diego y sus coterráneos– se exhiben en México bajo el título Los tesoros de la Casa Azul. Diego y Frida.

En proceso de digitalización, la buena noticia es que el mes próximo toda esa historia fascinante que permite reconstruir minuciosamente el devenir de una pareja mítica del siglo XX estará disponible para público e investigadores a través de la página web del museo Diego Rivera Anahuacalli, según comentó a LA NACION, Hilda Trujillo, directora del Museo Frida Kahlo.

Mientras en México se suceden los homenajes nacionales por el 50 aniversario de la muerte de Rivera y todavía no se apagan los fastos por las celebración del centenario del nacimiento de Kahlo– acontecimientos sinérgicos que potencian el turismo cultural–, la muestra en la Casa Azul fascina al mar de gente que la visita, a razón de 1200 personas por día. Recorrer la exposición es una odisea para la mirada, pero con paciencia y tesón se observan los aros con forma de manos que Picasso le regaló a Frida; el caballete de madera, obsequio de Rockefeller a la pintora, con el retrato al óleo de Stalin pintado por Frida; los revolucionarios Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao, inmortalizados en fotos en la cabecera de su cama con baldaquiño. Y, por supuesto, los testimonios de sus tormentos: desde corsés delicadamente pintados a mano, a su botiquín de medicamentos y libros de medicina y biología. Quizás lo más impactante es la urna indígena de terracota que contiene las cenizas de la pintora, entronizada como en un altar en su antecámara.

Pero más allá de ese universo ecléctico de objetos personales, subyugan los contenidos de sus cartas. Hasta ahora se conocían algunas de las respuestas de Frida y Diego, pero aquí están las de sus recipiendarios y las más íntimas entre ellos.

Rivera encabeza sus epístolas con: "Mi niñita: eres lo más lindo que hay en la vida, y firma como "tu viejo del agua, el principal sapo rana". Frida retribuye escribiendo en cuanto papel se encuentre: "Diego y Frida; Amo a D, D, el amor de mi vida". Y perpetúa aún más esa pasión colocando para la posteridad en la cocina un mosaico con los nombres de ambos.

Otras infidencias, como la carta que le envía su amante, el escultor Isamu Noguchi, dice así: "Ya me siento un náufrago en el cambiante mar del tiempo, sin ninguna señal familiar para hacer que uno olvide lo vasto y extraño que es el mundo, lo solo que estoy sin ti". Y hasta el amor clandestino de su propio médico, Leo Eloesser, queda en evidencia: "Chula linda y única: Encabezando la lista de las cinco hembras heroínas y adornos de la patria, has de poner: 1.Frida, luego 2. Frida y 3. Frida, entonces, 4 Frida y por fin 5. Frida. Mucho más tarde vendrán las otras, Malinche, Sor Juana Inés y Cía".

La empresaria del imperio cosmético, Helena Rubinstein muestra abierta fascinación por Frida: "¿Está usted más feliz que la última vez que la vi? Me pareció que durante el corto tiempo en que estuvimos juntas, se estableció un lazo de simpatía –su vida, su situación me impresionó profundamente– pienso en usted con mucha frecuencia".

La advertencia epistolar entre Nelson Rockefeller y Rivera, en 1933, por la inclusión de Lenin en el mural del Rockefeller Center habla con toda elocuencia sobre los modos de la disuasión. Escribe el magnate sobre ese rostro incómodo: "La pieza está hermosamente dibujada pero me parece que este retrato en el mural puede ofender muy fácil y seriamente a un buen número de personas. Aunque me apene mucho, me temo que debemos pedirle que sustituya con la cara de algún hombre desconocido aquella donde aparece la de Lenin". Dos días después, Rivera le contesta: "En vez de mutilar la concepción prefiero la destrucción física de la concepción en su totalidad, pero conservando, al menos, su integridad"

Respecto a los hallazgos que disparan los documentos, en diálogo con LA NACION, Stella González Cicero y Jorge Velasco, directora e investigador, respectivamente, de ADABI (Apoyo al desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México), la institución que junto con la Universidad Autónoma de México trabajó en la desclasificación del acervo, subrayan dos puntos sustantivos: "La trascendencia de Frida como fotógrafa, a partir de dos naturalezas muertas, de 1926, que ella construye con objetos, dispuestos escenográficamente", señala Velasco. "Esas fotos, cimentadas con impronta modernista, la proyectan como una Man Ray mexicana", valora. En la primera, Frida recrea su accidente por medio de muñecos y en la otra, honra la abstracción en un contraste rígido de enseres y sombras.

A partir del estudio de las cartas, Cicero destaca "la mutua reatroalimentación que como artistas mantenían Diego y Frida. Se admiraban y consultaban permanentemente sobre sus composiciones, algo que se desconocía, pero a su vez, lo hacían sin perder su individualidad". Ilustra este punto la carta que Frida le envía a Diego, consultándolo sobre el cuadro El Suicidio de Dorothy Hale, que Frida comienza a pintar en Nueva York: "Podría pintar la cosas al revés: no pintar lo que estaba dentro de la ventana (desde la cual se lanza al vacío), sino lo que sus ojos vieron antes de matarse. ¿Qué te parece? Pero, ¿qué pinto junto al edificio? ¿Solamente cielo y niebla? ¿O podría yo indicar cosas que ella pensó al morirse? Aquí te digo más o menos cómo pienso hacerlo: (dibuja el cuadro) La cosa es que yo no sé realmente si la composición resultará muy mierdona, pues no se me ocurre otra cosa más que eso".

Por otro lado, resulta esclarecedor la interpretación que hace la pintora sobre su icónico lienzo Las dos Fridas. Le escribe al editor de la revista Hoy: "El hecho de haberme pintado dos veces, juzgo que no es sino la representación de soledad. Es decir, recurrí a mí misma buscando mi propia ayuda. Por esta razón las dos figuras se dan la mano. La diferencia en el estilo de los trajes creo que no tiene mayor importancia que la del color y la forma. El objeto más vivo del cuadro son los corazones que, unidos por arterias imaginarias, se vuelven uno solo…Creo que el objeto claro de esta pintura es la relación entre mi vida interna y Diego. El deseo de externar con colores y formas lo que no podría con palabras, y también el placer magnífico de pintar por pintar, no importa qué".

En tanto, su alma queda al desnudo en un sinfín de anotaciones como cuando en el libro Keep murder Quiet, de Selwyn Jepson, Frida escribe: "No puedo dormir! Qué lata es ser tan sensible. O simplemente tan estúpida". Y en el margen de uno de sus dibujos, revela: "Descubrí que mi padre sufrió tanto como yo. Cada línea es un pedazo de uno mismo. ¿Para qué?. Y agrega en inglés: " So ill wind blow away. Let me rest today. Ain´t that a shame! I love D. That is all. 1939. The end". (Entonces, viento enfermo, disípate. Déjame descansar hoy. ¿No es una pena? Yo amo a D. Eso es todo. Final).

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