segunda-feira, 1 de outubro de 2007

Los lobbistas españoles


A fines de la semana pasada la presencia y las declaraciones de Carlos Solchaga, ex-ministro de Economía de España (gestión socialista de Felipe González) levantaron polvareda. Solchaga había dicho que "la inflación en la Argentina es muy preocupante". Y sugirió que las empresas " deberían mejorar las inversiones que han hecho hasta ahora".

Por las informaciones divulgadas al día siguiente algunas empresas españolas en la Argentina se sintieron afectadas. Aerolíneas, en un comunicado detalló sus inversiones "por encima de las de 2004", aunque los usuarios de su servicio no le vengan sintiendo el gusto.
Repsol YPF aseguró que Solchaga "no es asesor" de esa compañía. Empero, al día siguiente, la casa matriz de la petrolera en Madrid aceptó las funciones de "asesor" del desmentido ex-titular de Hacienda.
Por cuerda separada, CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) salió al ruedo publicando una onerosa solicitada en los diarios donde refutaban las afirmaciones de Solchaga definiéndolas como "fuera de tiempo y espacio" y advirtiendo que el hombre es "asesor de empresas multinacionales españolas productoras de servicios que hicieron negociados multimillonarios en la Argentina de la convertibilidad".

Se entendió que Solchaga bregó por bajar el tipo de cambio y actualizar las tarifas de servicios públicos. No es la primera vez que representantes de intereses españoles plantean sus puntos de vista o presionan a las autoridades locales Son expertos en "antesalas" y en vinculaciones. Un ejemplo es el propio ex-titular del Gobierno Español Felipe González quien arribó a Buenos Aires en distintas oportunidades para pedir protección de los intereses empresariales españoles. En una de sus visitas exigió la atención del ex-presidente Fernando de la Rúa en pleno derrumbe de su gobierno, en un encuentro en la Casa Rosada, en medio del caos de diciembre de 2001.

Otro visitante y ostensible lobbista es el ex-presidente del Gobierno español por el Partido Popular, José María Aznar.. Hace unos pocos meses pidió una audiencia al Presidente Néstor Kirchner para presentarle un inversor inmobiliario interesado en la compra de tierras. Es este político un miembro de la Junta General de Accionistas de News Corporation, el imperio mediático australianoestadounidense del supermillonario Rupert Murdoch, donde tiene un sueldo fijo de 85.000 dólares en metálico y entregas de acciones valoradas en otros 100.000 dólares. Los pagos _detalla el diario El País, de España en su edición del 23 de septiembre pasado, página 42_ son "por servicios de asesoría en relación con su estrategia corporativa global". Esta remuneración escandalizó al ser conocida en su momento porque Aznar no la había comunicado al Ministerio de Administraciones Públicas ni al Consejo de Estado.

Aznar habría creado una sociedad que lleva como nombre Famaztella (acrónimo de la familia Aznar Botella), cuyos ingresos fueron superiores a los 644.000 dólares en 2005. Que se sumaron a los 348.000 conseguidos un año antes. Hubo problemas impositivos con ese millón de euros y el sueldo de ex-presidente. Hace un mes y medio la compañía norteamericana JER Partners anunció el nombramiento de Aznar como titular del Consejo Asesor Latinoamericano del grupo. Fue Aznar quien presentó a su empleador, Joseph Roberts, el mencionado especialista en inversiones inmobiliarias, al presidente Kirchner.

La acción de lobbistas no es patrimonio de ex políticos españoles. En la Argentina han cumplido ese papel dos no muy lejanos ex-embajadores norteamericanos (Todman y Cheek) y un ex-representante de Israel. En Estados Unidos la "acción del lobby" está regulada, encuadrada dentro de ciertos parámetros de algún modo cristalinos. En la Argentina todavía es una acción sospechada de presión, de estar fuera de "pautas" convencionales. De uso y abuso de contactos y de mezcla de agendas.

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