quinta-feira, 16 de agosto de 2007

Murió la psicoanalista Silvia Bleichmar


Silvia Bleichmar ha fallecido. Se dice en cuatro palabras, es así de simple.

Hace un tiempo me enojé con un amado amigo porque falleció. Me enojé porque este hombre buenísimo no sabía vivir.

Cuando conocí a Silvia -más solemnemente: cuando tuve el honor de tomar contacto con ella-, le pedí que presentara un libro del que soy coautor. El libro trata sobre una historia que me impusieron -años de prisión bajo la dictadura videlista-, y de una historia que inventamos con un amigo: años de lucha y amor en el mismo período. Me dijo que sí. Pero no me conocía y no había leído el libro. Se lo remarqué y me dijo: "me va a gustar". Le pregunté como lo sabía y me contestó: "no sé la causa. Lo intuyo. Los psicólogos no sabemos todo sobre la gente y muy poco sobre nosotros mismos".

Sabiendo de sus problemas de salud le pregunté si se cuidaba "Si, pero no hago vida de enferma. Prefiero morir como una persona sana a vivir como una persona enferma". Me lo dijo seria, calma y firmemente. En ese instante al respeto que le tenía se agregó la admiración. Y el afecto más profundo.

Presentó el libro frente aun amplio auditorio con una intervención generosa, tan abundante que el auditorio pidió que no lo terminara contando todo. Reìmos todos: ella también. Exageró las virtudes del texto pero terminó resaltando lo que más le gustó: dos jóvenes protagonistas de la ficción hacen el amor.

Silvia Bleichmar estaba enferma, la vida se le estaba yendo. Pero ese no era el eje para ella: el eje era el que acaba de verse: el amor, la pasión, la lucha, la gente que sufre por dentro y por fuera, la ciencia que intenta, mal que bien, valientemente, conocer al hombre: la psicología.

No diré como en los absurdos discursos de despedida: "Silvia Bleichmar no ha muerto, vive para siempre en nuestros corazones, etc.". No: Silvia Bleichmar ha muerto. No es necesario consolarnos con la eternidad. Es mentiroso e inútil. Recojamos su ejemplo, su enseñanza: sepamos vivir valientemente.

Fèlix Kaufman Poy

De Clarín
TENIA 62 AÑOS Y UNA VASTA OBRA ENSAYISTICA

Murió la psicoanalista Silvia Bleichmar

Sus pasiones fueron el psicoanálisis y el destino de la Argentina.

BLEICHMAR TRAZO FUERTES VINCULOS ENTRE CULTURA Y SOCIEDAD.

Fuerte pero apenada", así pasó sus últimos días la psicoanalista Silvia Bleichmar. Falleció ayer por la tarde en su casa a los 62 años. Allí se despidió de su familia, y allí sufrió los últimos embates de esa enfermedad que suele ser retratada como penosa y larga. Dejó una familia frondosa y conmovida: marido, tres hijos y siete nietos.

Su hija Marina dice que por momentos se entristecía porque sabía que iba a perder aquello que disfrutaba. Sin embargo, estuvo trabajando hasta los últimos días en ensayos sobre sus pasiones declaradas: el psicoanálisis y la Argentina.

Hacia 1960, Bleichmar partió de su Bahía Blanca natal hacia Buenos Aires para estudiar sociología y psicología en la UBA. Los sesenta la encontraron militando en movimientos estudiantiles y en los setenta la dictadura militar la llevó al exilio mexicano. Poco después partió hacia París a estudiar con Jean Laplanche, el autor del Diccionario de Psicoanálisis. Recientemente Laplanche la había elogiado y recordaba con estima a quien había sido su discípula. Bleichmar volvió a la Argentina en 1986.

Fue una psiconalista que sacó el consultorio de la abstracción psi y lo vinculó con los problemas sociales de la época. Los nuevos y los que ya estaban compenetrados en la sociedad. Trabajó para la UNICEF dirigiendo el programa de asistencia psicológica a las víctimas infantiles del terremoto de 1985 de México; formó parte del proyecto de ayuda psicológica a los afectados por la bomba que destruyó la mutual judía AMIA en 1994. Pero donde confluyeron sus dotes de psicoanalista preocupada por lo social y su estilo ensayístico fue en Dolor país (Libros del Zorzal), un libro pequeño pero contundente donde analizó la crisis del 2001 y de los meses siguientes y donde subrayó la necesidad de anteponer las subjetividades a los crudos números del riesgo país. El libro fue publicado en Francia, donde también se han editado libros suyos de psicoanálisis.

Hasta estos días dio clases en la Facultad de Psicología de la UBA y en la de Córdoba; también enseñó en otras universidades nacionales y extranjeras. En los últimos meses recibió dos menciones que coronaron su carrera en lo profesional y en lo personal; en 2006 recibió el Premio Konex en Psicología y el 10 de mayo de este año fue distinguida como Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.

Hasta hoy a las 14.30 es velada en O'Higgins 2842, Belgrano. A las 15.30 sus restos serán inhumados en el Cementerio Jardín de Paz de Pilar.

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