segunda-feira, 25 de junho de 2007

NUEVO GOBIERNO ELECTO EN LA CIUDAD : LAS DERROTAS EN CAPITAL Y TIERRA DEL FUEGO

El Gobierno asumió su "día maldito" con forzada tranquilidad

Con estudiada tranquilidad recibió el Gobierno la amplia victoria de Mauricio Macri y la derrota en Tierra del Fuego del candidato kirchnerista. Nadie admitió, ni siquiera en voz baja que un domingo maldito como el de ayer suponga una pérdida de poder para Kirchner, pese a que los resultados colocaron a Macri en el poder de la ciudad más importante del país y a que la llegada de Fabiana Rios a la gobernación de Tierra del Fuego reflote la figura de Elisa Carrió.

Kirchner y Cristina prefirieron regresar el sábado a la noche desde el Calafate a Olivos para seguir desde la Quinta el desarrollo de los sucesos.

Ya desde la semana pasada comenzó a tomar forma una estrategia para amortiguar la derrota en la Ciudad. Pese a que la fórmula Filmus-Heller no llegó al número esperado del 40 por ciento, la idea oficial que se trata de una cosecha de votos progresistas de respaldo al Gobierno.

Con ese apoyo —estiman en despachos oficiales— Filmus podrá ponerse el traje de candidato a senador porteño. Y como la ciudad elige 3 senadores y 12 diputados nacionales, la aspiración del kirchnerismo y sus aliados pasa por ganar la elección a presidente y a legisladores nacionales. O lo que es lo mismo, derrotar a los candidatos de Macri antes de que éste asuma como jefe de Gobierno de la Ciudad.

La presencia de todo el Gabinete cuando Filmus reconoció la derrota y anunció el surgimiento de un movimiento progresista revelan el envase con que prefiere ver la derrota el oficialismo.

No obstante, el Presidente dio señales que lo muestran atento al humor del electorado: lo hizo luego del duro traspié sufrido en octubre pasado en Misiones, en donde triunfó una coalición liderada por el obispo Joaquín Piña, que frenó la reelección del gobernador Carlos Rovira.

Kirchner tomó nota del tropiezo y con su poder de veto persuadió a otros gobernador del PJ para que se bajaran de la competencia. Tal el caso del bonaerense, Felipe Solá y el jujeño Eduardo Fellner que renunciaron a sus respectivas reelecciones.

Y en la Capital Federal también las urnas pusieron de manifesto un mensaje, más allá de las excusas de la división del voto progresista: los ciudadanos quieren un cambio y ese deseo facilitó la rotunda victoria de Macri.

Es la certeza del malestar que se percibe en algunos sectores de la sociedad lo que ha empujado al Presidente a agregar un dato nuevo a sus discursos: además de la salida del infierno, el dólar alto y la reindustrialización, Kirchner ahora machaca con que, el cambio estructural arrancará a partir de diciembre, con el nuevo gobierno, que podría ser conducido por Cristina lo que, de suceder, encierra en sí mismo otro cambio, nada menos que en la presidencia de la Nación. Clarín de Argentina

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